movimientos literario
Las
vanguardias
En las
primeras décadas del siglo XX se habían expandido por el mundo los inventos
modernos como la luz eléctrica, el telégrafo, el teléfono, el fonógrafo, los
transatlánticos, el automóvil y el aeroplano (patentados en su momento en Europa
y los Estados Unidos).En esa vorágine de transformación y novedad,
los escritores y artistas de la época convirtieron a su práctica en una suerte
de laboratorio estético, destinado a experimentar con las creaciones simbólicas
y sus diversos lenguajes. Estos grupos surgieron con una propuesta que obedeció
a la necesidad de renovación estética tanto en las artes pláticas como en las
letras. Las escuelas literarias de este movimiento cultural fueron
posteriormente agrupadas por la crítica bajo el nombre común de vanguardias.
La palabra vanguardia proviene del francés avant-garde
y designa a los hombres que van adelante. En un principio, la palabra estaba
vinculada al ámbito militar y aludía a los soldados que iban adelante
preparando el terreno para que pasara la parte más importante del ejército. En
la esfera cultural, la palabra adquiere la significación del impulso “guerrero”
de los movimientos, cuyos representantes se consideraron ubicados en puestos de
avanzada en el campo del arte y en contra de todo lo académico ya establecido,
expresándose mediante la ruptura de las propuestas estéticas del pasado.
El objetivo principal de las vanguardias
consistió en modificar los antiguos sistemas de representación, es decir, el
realismo y el naturalismo en la literatura, alejándose de sus postulados. Tanto
el sistema de representación realista como el naturalista, que se basaban en la
observación de la realidad para luego recrearla, fueron el blanco de los
movimientos renovadores.
Se trató de
un fenómeno mayoritariamente urbano y de las grandes capitales, como Madrid,
Buenos Aires, París, Moscú y Milán.Algunas estrategias comunes a todos los
movimientos vanguardistas consistieron en la formación de grupos, la expresión
de sus objetivos, propuestas, posiciones estéticas y antagonismos mediante
manifiestos y la creación de revistas, que serían el medio privilegiado para
desarrollar sus ideas.
Las vanguardias se iniciaron con la aparición
del Futurismo en 1909, cuando el
escritor italiano Filippo Tommaso Marinetti publicó un manifiesto en el que
proclamaba su desprecio por el amor, por la sensibilidad, por la mujer, por la
luna, y su admiración por todo aquello que significara progreso: la industria,
las máquinas, los deportes, los inventos y, sobre todo, la velocidad. Se
presentó como una antítesis violenta contra el arte oficial y postuló la
glorificación de todos esos conceptos, que adquirieron una nueva significación
a partir del siglo XX.Marinetti
abogó en su Manifiesto Futurista (ver anexo 1, pág. 16) por destruir la
sintaxis, emplear el verbo solo en infinitivo y suprimir del discurso los
adjetivos, los adverbios y los signos de puntuación. También propuso
deshumanizar la obra de arte evitando cualquier referencia al yo.
Otro
movimiento que dio inicio a las vanguardias fue el Cubismo literario, creado por el
escritor francés Guillaume Apollinaire como derivación del Cubismo pictórico de
Pablo Picasso, Georges Braque y Juan Gris. Al igual que éste, el Cubismo
literario pretendió la descomposición de la realidad para recomponerla
libremente. El desarrollo argumental se sustituyó por un conjunto de imágenes
visuales y conceptos, que se presentan simultáneamente desde distintos puntos
de vista.
Por
influencia del Futurismo, el Cubismo literario concedió mucha importancia a los
aspectos tipográficos que pueden realzar la presentación del poema, hasta el
punto que a veces los versos representan las líneas de un dibujo. A esta
especial disposición se la denomina caligrama, por haberla utilizado
Apollinaire en su obra Calligrammes.Las vanguardias tomaron fuerza con el
dadaísmo y el surrealismo
o superrealismo.El movimiento Dadá
fue fundado en 1916 por el editor, ensayista y poeta rumano
Tristán Tzara, el escritor alemán Hugo Ball, el artista alsaciano Jean Arp y
otros intelectuales de Zurich (Suiza)
El nombre de
este movimiento alude al balbuceo infantil (además de significar “caballito de
juguete” en francés) y se dice que el término fue elegido por Tzara al abrir al
azar un diccionario en una de las reuniones que el grupo celebraba en el
cabaret Voltaire de Zurich.Según Tzara, dadá nació de una rebelión que
en aquel momento era común a todos los jóvenes y expresaba la exigencia de una
adhesión completa del individuo a las necesidades de su naturaleza. Se
consideró la expresión de una protesta nihilista contra la totalidad de los
aspectos de la cultura occidental, en especial contra el militarismo existente
durante la I Guerra Mundial e inmediatamente después.
Por otra parte, el dadaísmo propugnó la
abolición de la lógica, el quebrantamiento de las normas, la liberación de la
fantasía y la creación de un lenguaje incoherente que fuera reflejo de las
contradicciones grotescas y de las incongruencias de la vida.Con el fin de expresar el rechazo de todos
los valores sociales y estéticos del momento, y todo tipo de codificación, los
dadaístas recurrían con frecuencia a la utilización de métodos artísticos y
literarios deliberadamente incomprensibles, que se apoyaban en lo absurdo e
irracional. Sus representaciones teatrales y sus manifiestos buscaban impactar
o dejar perplejo al público con el objetivo de que éste reconsiderara los
valores estéticos establecidos.
Como movimiento, el Dadá decayó en la década
de 1920 y algunos de sus miembros se convirtieron en figuras destacadas de
otros movimientos artísticos modernos, especialmente del surrealismo (a mitad
de la década de 1950 volvió a surgir en Nueva York cierto interés por el Dadá
entre los compositores, escritores y artistas, que produjeron obras de características
similares)Aunque fue
un movimiento efímero, el dadaísmo contribuyó a sentar las bases del
Surrealismo.
El Surrealismo
o Superrealismo nació en 1924, año en
que el poeta francés André Breton lanzó su Manifiesto del surrealismo.El objetivo
del Surrealismo fue liberar totalmente al individuo de las ataduras racionales,
morales y estéticas que impiden que se manifieste tal como es. Por eso los
surrealistas concedieron gran importancia a lo onírico, es decir, al mundo de
los sueños, ya que durante el sueño surgen sin trabas las fantasías y los
deseos que se ocultasen el subconsciente del individuo.
Uno de los métodos propuestos por los
surrealistas para acceder al subconsciente fue la “escritura automática”. Este
procedimiento consiste en un rápido monologo que transcriba con fidelidad el
pensamiento sin que la razón ejerza ningún tipo de crítica sobre los pensado.
El resultado de la escritura automática es la creación de un lenguaje ilógico
pero sugerente, dirigido a provocar reacciones subconscientes en el receptor.
La sintaxis se rompe y la puntuación desaparece, pero a la vez surge un
conjunto de imágenes evocadoras que contrastan con la realidad circundante.Las vanguardias europeas llegaron a América e
impactaron a los creadores, que adoptaron sus características y las recrearon.En el mundo
de habla hispana, la nueva estética adoptó los nombres de creacionismo
y de ultraísmo.
El Creacionismo
fue, por la procedencia de su fundador, un movimiento de filiación
hispanoamericana, pero nació ligado a los movimientos europeos de vanguardia.
Fue fundado por el primer poeta vanguardista de Hispanoamérica, el chileno
Vicente Huidobro. Para éste, el poeta debía huir de la descripción e imitación
de la naturaleza o de la realidad para crear realidades nuevas e
independientes, esto es crear un nuevo mundo con sus propias reglas. “Hasta
ahora –explica Huidobro- no hemos hecho otra cosa que imitar el mundo en sus
aspectos. No hemos creado nada. ¿Qué ha salido de nosotros que no estuviera
antes parado ante nosotros, rodeando nuestros ojos? […] Hemos aceptado sin
mayor reflexión el hecho de que no puede haber otras realidades que las que nos
rodean, y no hemos pensado que nosotros también podemos crear realidades en un
mundo nuestro, en un mundo que espera su fauna y su flora propias.”Según Huidobro, “un poema creado es un poema
en que cada parte constitutiva y todo el conjunto representan un hecho nuevo,
independiente del mundo externo, desligado de toda otra realidad que él mismo
es algo […] que no puede existir en otra parte que en la cabeza del poeta”. Las
ideas de Huidobro sobre la autonomía de la creación artística se resumen en
estos versos: “¿Por qué cantáis la rosa, oh poetas?/Hacedla florecer en el poema.”El Ultraísmo
surgió hacia 1920 como una conjunción de elementos futuristas, cubistas,
dadaístas y creacionistas. Su objetivo era “ir más allá de la realidad y de las
estéticas pasadas y consagradas” (según sus iniciadores españoles, entre los
que estaba el crítico Guillermo de Torre y a los que frecuentó el joven
Borges), proponiendo una renovación radical en el lenguaje y en los temas
poéticos. Los autores ultraístas consideraron la metáfora y la imagen como eje
del poema y propusieron la deshumanización de la poesía mediante la supresión
de la anécdota y del sentimentalismo.Si bien los diferentes movimientos
vanguardistas tuvieron sus características propias, existieron ciertos rasgos
comunes a todos ellos:El quiebre
con los preceptos académicos y con la normativa: se deseaba crear un arte
nuevo, ya que las normas “esclavizan” al creador;La búsqueda
experimental de una nueva expresión: La escritura de las vanguardias hizo un
uso desaforado de la metáfora, de la asociación inusitada de imágenes y de la
liberad sintáctica e introdujo en la literatura algunas innovaciones duraderas:
el verso libre, el mundo onírico como una realidad otra, la reflexión
sobre el lenguaje como objeto (artefacto) y como práctica (artificio),
la desacralización del arte y el humor desopilante.La
valoración de lo irracional como modo de percepción del mundo: varios de estos
movimientos (en especial el surrealismo) desvalorizaron la vigilia como momento
ideal para crear, y por lo tanto, consideraron que los estados de semiinconsciencia,
cercanos al sueño, son perfectos para desarrollar la labor creativa;El feísmo:
el arte vanguardista buscaba provocar una reacción en el destinatario y para
lograrlo se valió de lo desagradable;El arte no
figurativo: las vanguardias se declararon en contra de un arte imitativo de lo
externo;La nueva
disposición geográfica: las palabras se distribuyen en el papel con total
libertad. Los vanguardistas suprimieron los signos de puntuación y los
conectores; es frecuente en el verso la pérdida de la rigidez de la rima y la
métrica fijas.La expresión
de sus ideales artísticos y su concepción del mundo a través de manifiestos y
revistas literarias;El deseo de
aunar todas las artes: literatura, pintura, música, etc. Por ese motivo el
poema puede adquirir, a través de la distribución de las palabras, la forma del
objeto descrito (como en el caso de los caligramas).En Argentina, Jorge Luis Borges creó la
revista mural Prisma, y más tarde, Proa, la cual se convirtió en la
difusora de la vanguardia nacional.El grupo
vanguardista del país se concentró tras la revista Martín Fierro a
partir de la publicación de Veinte poemas para ser leídos en el tranvía,
de Oliverio Girondo, quien en 1924 escribió el Manifiesto martinfierrista (ver
anexo 4, pág. 16), en el que declaró sus principios a la manera de los
movimientos vanguardistas europeos. Girondo junto con Evar Méndez (el director
de la revista), Jorge Luis Borges, Ricardo Güiraldes, Francisco Luis Bernárdez,
Leopoldo Marechal, Ricardo Molinari, Alfredo Brandán Caraffa y Macedonio
Fernández, entre otros, integraron el Grupo Florida (tal
denominación se debe a la calle del centro de Buenos Aires donde funcionaba Martín
Fierro). Borges había llegado de España en 1921 trayendo las ideas
ultraístas, las cuales fueron el fundamento que llevaron adelante los miembros
de la revista. Lo nuevo en poesía, entonces, debía dar cuenta de los estados
internos del poeta, mediante el uso de la metáfora y el verso libre, alejado de
las leyes del ritmo y de la estrofa clásica.Para este
grupo era necesario crear un espacio para que sus obras pudiesen ser leídas por
un público que, hasta ese momento, estaba acostumbrado al realismo en la prosa
y a la estética modernista en la poesía.Además, a
los vanguardistas argentinos les preocupaba encontrar en medio de tanta
innovación, una voz propia, una expresión diferenciada de los modelos europeos.
Así rechazaron los temas solemnes y asumieron la ironía y el humor, mezclaron
lenguaje literario y coloquial y poetizaron el suburbio y los arrabales.Al tratarse
de un movimiento de ruptura con los cánones estéticos convencionales, los
escritos de las vanguardias entremezclaron prosa y verso, palabras y dibujos,
elementos ficcionales y no ficcionales, etc.Esta nueva
propuesta estética de las vanguardias contribuyó a la desintegración de la
división histórica de los géneros, abriendo nuevos caminos para la literatura.Nuevas
tendencias hacia 1930Hacia fines
de la década de 1920, el panorama sociopolítico europeo de la primera posguerra
mostraba, por una parte, el socialismo consolidado en la Unión Soviética y por
la otra, el crecimiento del nazismo en Alemania con Adolfo Hitler cada vez más
cerca del poder. Con la caída de la Bolsa de Nueva York en 1929, la economía de
los Estados Unidos colapsó y el mundo se vio arrastrado a una crisis financiera
de la mayor envergadura y magnitud. En ese marco, muchos escritores comenzaron
a pensar que su literatura no era más de posguerra, sino de preguerra.Desde el
triunfo de la Revolución Rusa de 1917, el socialismo se hallaba en continua
expansión a través de los partidos de izquierda que actuaban en los distintos
países; estos partidos, de corte internacionalista, se caracterizaban por tener
una fuerte política editorial y de difusión cultural entre los sectores medios
y bajos de la sociedad.Pero, como
Manuel Lamana dice (1967), “[…] hacia 1930 algo nuevo ocurre. Las ideas que
exponen los autores son otras. La nueva generación parece más reflexiva, más
enfrentada a los problemas inmediatos. Los escritores se vuelcan más al ensayo
como forma de expresión y parece cultivarse menos la poesía. Incluso
encontramos novelas cargadas de ideas políticas, de intenciones sociales.
Diríase que estamos en busca de un nuevo humanismo.”En un clima
de crisis e incertidumbre que fue creciendo, tanto en Europa como en América, a
lo largo de las década de 1920 y 1930, se produjeron numerosos ensayos que
daban cuenta de las variados ángulos de la situación, obras narrativas de
experimentación con el lenguaje y presencia de inquietantes mundos interiores,
nuevas temáticas ligadas tanto a la denuncia como a la desazón social, poesías
con recuperación de sentido en una practica de absoluta libertad formal.En esas
décadas publican sus obras el irlandés James Joyce, los norteamericanos Scott
Fitzgerald y William Faulkner, los franceses Valèry, Aragon y Malreaux, los
italianos Pirandello y Ungaretti, el griego Kavafis, el portugués Pessoa, los
españoles Valle Inclán, Unamuno y García Lorca, el ruso Maiakowski y el peruano
César Vallejo. Fue también el momento en que los escritores norteamericanos de
la “generación perdida” abandonaron definitivamente su país para vivir en
Europa.En América
Latina era la época del indigenismo (y de la gran “narrativa indigenista”,
concientizadora y propositiva) en su doble vertiente: preservar al indio en su
cultura o integrarlo en la sociedad de manera valorizada. Paralelamente la
Revolución Mexicana logró estabilizarse en el poder, y con los años cruentos y
con la incipiente estrategia institucional como referente narrativo, se fue
configurando un importante y singular ciclo de “novelas de la revolución”.Con respecto
al panorama argentino de la época, con la aplicación de la Ley Sáenz Peña, el
Radicalismo había ganado las elecciones nuevamente (con la elección de Yrigoyen
en 1928). Desde el primer día de su segunda presidencia comenzó a desplegarse
la estrategia conspirativa que, en 1930, inició en el país la violencia de los
golpes de Estado para derrocar a un gobierno elegido por el pueblo.El
desconcierto y el malestar entre la intelectualidad democrática fue grande y
dio lugar a que comiencen a escribirse nuevamente grandes ensayos de la
identidad nacional: El hombre que está solo y espera de Raúl Scalabrini Ortiz
(uno de sus textos más decisivos en cuanto a la identidad nacional, en el que
caracteriza a un modelo de argentino ensimismado y silencioso, que aguarda
pacientemente la llegada del momento de la liberación nacional) y el influyente
ensayo Radiografía de la Pampa de Ezequiel Martínez Estrada
aparecieron en los primeros años de la década del 30.Pocos años
después, durante la década de 1940, Eduardo Mallea situó su principal
producción con centro en problemas nacionales y presentando a unos individuos
categorizados entre “lo visible” (falsos valores, vida social) y “lo invisible”
(la vida interior), publicando posteriormente Historia de una pasión argentina.La
influencia del escritor francés Roman Rolland (antifascista y pacifista) sobre
el pensamiento latinoamericano de izquierda fue muy amplia. En la Argentina,
fue especialmente significativa en los escritores ligados a la revista Claridad
del Grupo Boedo: César Tiempo, Leónidas Barletta; Roberto
Mariani, Raúl Gonzalez Muñón, Enrique Amorim, Nicolás Olivari, Álvaro Yunque y
Elías Castelnuovo, entre otros.Este grupo
se aproximó a la literatura revolucionaria para denunciar los aspectos más
sombríos del hombre y de la sociedad, como suelen ser las consecuencias de la
pobreza en un mundo regido por las leyes del capitalismo. Los escritores de
Boedo se enfrentaron a la literatura romántica y vacía de contenido social.
Éstos expresaron su postura mediante fiches que pegaban en las calles o notas
editoriales. Dos de estos se consideraron significativos: un afiche firmado por
Barletta y Olivari que expresaba su adscripción al realismo y una nota
editorial publicada en 1926 en Los pensadores que, bajo el
título de “Nosotros y ellos”, representó la más clara definición del grupo, ya
que en ella planteaban que “[…] La literatura no es un pasatiempo de barrio o
camorra, es un arte universal cuya misión puede ser profética o evangélica”.Como se ve
en este fragmento, para los escritores de Boedo la literatura no era un
entretenimiento pasajero ni un elemento decorativo; era un medio para transmitir
las ideas revolucionarias; debía utilizarse para transformar la realidad en la
que estaban inmersos, al mismo tiempo que mostraba las injusticias y los
sufrimientos de los sectores más pobres. Su preocupación residía, y en esto se
diferenciaba del realismo, en cómo hacer más efectiva la literatura.Entre 1924 y
1927 aparecía por segunda vez la revista Martín Fierro. La ideología que
postuló tuvo dos ejes centrales: una mirada crítica hacia la tradición
literaria (representada en particular por el realismo, el simbolismo y el
modernismo), y una postura ambivalente hacia el público, al que, por un lado,
denominaba en su manifiesto “hipopotámico e impermeable”, porque le resultaba
difícil aceptar las nuevas ideas, y por otro, le exigían una nueva sensibilidad,
una nueva mirada hacia el arte vanguardista y una nueva forma de plantearse la
escritura, a partir del uso del lenguaje coloquial.Con respecto
al grupo de Florida, la mayoría de los poetas, con excepción de Girondo,
abandonaron la vanguardia y se volcaron a un lirismo neorromántico, volviendo a
trabajar la innovación sobre el verso clásico (Ricardo Molinari, Leopoldo
Marechal, por ejemplo).En la misma
línea de perfección y el equilibrio formal, la poesía de Borges profundizó en
la temática del suburbio y de la historia personal/nacional. En 1928, publicó
un nuevo libro de ensayos, El idioma de los argentinos (ver
anexo 5, pág. 16). En él aportó conceptualizaciones interesantes a la discusión
sobre la conveniencia o posibilidad de hablar y producir una escritura con
características propias, distintivas de lo nacional.También en
1928 Macedonio Fernández (gran admirado de Borges) publicó No
todo es vigilia la de los ojos abiertos, un libro singular,
crítico, humorístico y desencantado, con “ensayos” de inquietudes metafísicas
tratadas desde la ironía y dislocadas hasta el absurdo.Desde fines
de la década de 1910, la política cultural de los partidos de izquierda había
contribuido a la difusión de sus pensadores internacionales entre un nuevo
público consumidor de literatura en ediciones populares, que incluían, entre
otras cosas, novelas realistas rusas y novelas francesas de folletín.En esas
ediciones Roberto Arlt leyó, entre otros, a Dostoievski y a Ponson du Terrail,
y esa lectura, junto con la de revistas de divulgación técnica también
populares en la época, impactó en su escritura.Arlt no
perteneció ni al grupo de Florida ni al de Boedo, aunque mantuvo una estrecha
relación con ambos. En 1926, publicó en la revista Proa el primer
capítulo de su novela El juguete Rabioso. En ellas, al
igual que en Los siete locos (1929) y Los lanzallamas (1931), describe
a tipos marginales o extravagantes de la periferia porteña, embarcados en el
delito, la soplonería, la revolución o imposibles empresas industriales, todo
entremezclado sin responder a un estricto dogma ideológico y signado por el
fracaso o la traición. Estas obras se caracterizaron por un nuevo realismo
introspectivo reformulado y profundizado, con personajes ciudadanos lastimados
que oscilan entre la ilusión de transformar el mundo y la amargura de la
derrota cotidiana. Luego escribió otras novelas, cuentos y obras de teatro,
aunque también se volcó al periodismo publicando, entre otros, Aguafuertes
porteñas, especie de crónicas breves sobre la actualidad.Tanto su
actividad de escritor de novelas y cuentos como la de periodista permiten
vislumbrar en Arlt una continua relación entre escritura y dinero. Escribir
para el mercado no sólo le dio prestigio, sino que también le posibilitó contar
con los ingresos necesarios para vivir. En este aspecto, Arlt representó en la
década del 20 la figura del escritor profesional, aquel que
vive de lo que escribe y que entabla una relación directa con el mercado de
bienes simbólicos.Un nuevo
teatro también tuvo lugar hacia 1930. Este se caracterizó por una definida
intención y compromiso social transformador (Leónidas Barletta) y otro de una
conflictividad dramática profunda y compleja, con personajes que muestran que
nada, ni lo abyecto ni lo sublime, es nunca lineal (Samuel Eichelbaum).Sintetizando,
las características de las nuevas tendencias fueron las siguientes:La
consolidación de la figura del intelectualLa
conciencia de la crisis desde esa perspectivaLa escritura
agónica y reflexivaLa
literatura de denunciaLa
disponibilidad de nuevas herramientas literariasLa
recuperación renovada de tendencias estéticas anterioresLa visión
crítica de la ciudad y del país rural.Todos estos
ensayistas, poetas, narradores y dramaturgos, disponen en la “entreguerra” de
nuevas herramientas literarias, conceptuales e ideológicas “inventadas” por sus
pares europeos y norteamericanos, a los que reformulan y transforman en su
práctica de escritura; la literatura como arma de combate y transformación; el
ensayo como forma critica de la ideología; el imaginario surrealista; la
libertad formal y la “poesía pura”; el monólogo interior, la ruptura de la
temporalidad lineal, la enumeración caótica, las técnicas del fluir de la
conciencia y del punto de vista; la reescritura de tendencias estéticas
anteriores (barroca, romántica, realista), etc.Con estas y
otras herramientas de innovación, atravesadas por las calamidades nacionales e
internacionales de las décadas de 1930 y 1940, los escritores emprenderán,
hacia 1950, otra gran transformación de la literatura contemporánea, en la que
los latinoamericanos ocuparán un papel central.Modernismo:Surge
a finales del siglo XIX y principios del XX. Se busca lo natural como la calve fundamental para resaltar las
creaciones. Algunas obras fundamentales con Azul de Rubén Darío y El
Ismaelito de José Martí.Vanguardismo:Surge
en primera mitad del siglo XX. Los grupos de Vanguardia surgieron como un
intento de transformación de la literatura, negando el pasado y primando la originalidad por encima
incluso de la realidad.Algunas
obras importantes son Manifiesto
surrealista de André Breton y Luna
Park de Luis Cardoza y Aragón.Pos vanguardismo:Movimiento
de mediados del siglo XX. Influenciado
por las teorías marxistas, rechaza el
idealismo vanguardista y busca volver a la realidad.La
estética pierde importancia frente al contenido. Obras características son Antipoesía de Nicanor Parra y Epigramas de Ernesto Cardenal.Posmodernismo:Un
movimiento de finales del siglo XX. Tras el agotamiento de las fórmulas
literarias habituales se busca, ahora, la experimentación. Surgen relatos
circulares, juegos de palabras, la mezcla
de disciplinas artísticas y, en definitiva, cualquier recurso que nos
acerque más al verdadero arte.Por
destacar algunas obras podemos citar Rayuela
de Julio Cortázar, El nombre de la
rosa de Umberto Eco o Tres
tristes tigres de Guillermo Cabrera Infante.Siglo XXIEl Boom latinoamericano fue un fenómeno
editorial que surgió entre los años 1960 y 1970, cuando el trabajo de un grupo
de novelistas latinoamericanos relativamente joven fue ampliamente distribuido
en Europa y en todo el mundo. El boom está más relacionado con los autores
Gabriel García Márquez de Colombia, JulioCortázar de Argentina, Carlos Fuentes
de México y MarioVargas Llosa de Perú. Por el movimiento de América Latina de
la Vanguardia, estos escritores desafiaron las convenciones establecidas de la
literatura latinoamericana. Su trabajo es experimental y, debido al clima
político de la América Latina de la década de 1960, también muy política. El
crítico Gerald Martin escribe: «No es una exageración para afirmar que si el
continente del Sur fue conocido por dos cosas por encima de todos los demás en
la década de 1960, éstas fueron, en primer lugar, la Revolución Cubana y su
impacto tanto en América Latina y el Tercer Mundo en general, y en segundo
lugar, el auge de la literatura latinoamericana, cuyo ascenso y caída coincidió
con el auge y caída de las percepciones Liberales de Cuba entre 1959 y 1971». El éxito repentino de los autores del Boom
fue en gran parte debido al hecho de que sus obras se encuentran entre las
primeras novelas de América Latina que se publicaron en Europa, por las
editoriales de Barcelona, en España. De hecho, Frederick M. Nunn escribe que:
"novelistas latinoamericanos se hicieron mundialmente famosos a través de
sus escritos y su defensa de la acción política y social, y porque muchos de
ellos tuvieron la fortuna de llegar a los mercados y las audiencias más allá de
América Latina a través de la traducción y los viajes y, a veces a través del
exilio".TRANSREALISMO:CARACTERÍSTICAS
- La realidad es apariencia o está sujeta
a una multiplicidad de contextos que se cruzan, se entrelazan, se
relatitivizan o son producto de la mente y por eso el uso de planos
superpuestos, pluridimensionales y yuxtapuestos en las texturas poéticas.
La mente es más grande o superior que el universo. La muerte física es
sólo un cambio de la materia
- La utilización del tiempo lírico es
asincrónico, ácrono, ucrónico o usa abiertamente paracronismos
- La alternativa del espacio artificial y
los tópicos urbanos como principio de inspiración, como cartabón y como decorado
adaptado al proceso del suceso poético
- Utilización de un lenguaje casi
profético, iluminado, donde el autor o el yo lírico se entremezclan. La
chamanización del discurso poético, es decir el hablante lírico es un
cabalista o un arúspice al que se supone dotado de facultades
sobrenaturales
- La reacomodación de la épica. Lo
epopéyico descansa en la manifestación dinámica de factores autónomos y
narcisistas. El narcisismo es un soporte de auto valencia en la sociedad
desvinculada, en la sociedad postindustrial
- Apropiación de la leyenda popular,
inminentemente urbana y la tradición culturales en la que el poeta ejerce
su argumentación o discurso lírico
- Acercamiento a la estructura narrativa
de los textos poéticos, en algunos casos, cuando la temática se acerca más
a fábula
- Utilización de la concepción y
organización del laberinto borgiano
- La histocompatibilidad ( de tejido,
contexto, entorno y de compatibilidad: que posee capacidad o disposición
para articularse o presentarse en un mismo espacio o sujeto) lo que
implica que una parte de nosotros reconoce como propio o familiar, a otra
dimensión o estado
- Utilización del concepto de indemnidad o
de inmunidad, al inmiscuirse en situaciones para subjetivas y para lógicas
- Incluye el razonamiento místico. Que incluye
misterio o razón oculta
- Incorporación de la mitología, clásica,
oriental, o de los pueblos originarios de América como elemento
organizador de contextos o dimensiones
- Mixtura de lenguajes, tanto místicos,
como urbano. Al mismo tiempo inclusión de vocablos de otras lenguas por
ejemplo: latin, yámana, mapudungun, inglés o expresiones imaginarias.
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